Algunos apuntes sobre El idiota, de Dostoievski

Leí El idiota, la novela que Dostoievski publicó entre 1868 y 1869. En ella se propuso, según consta en cartas que envió, retratar a un hombre completamente bueno. La novela cuenta la historia del príncipe Myshkin, un joven epiléptico de origen aristocrático pero empobrecido, que regresa a Rusia tras pasar varios años en Suiza tratando su enfermedad. Mientras intenta instalarse en la sociedad petersburguesa, se ve envuelto en un conflicto amoroso muy turbio, a la vez que su ingenuidad choca constantemente contra el utilitarismo, la burocracia y la mundanidad de la Rusia del siglo XIX. 

De las muchas cosas interesantes que noté en la novela, querría destacar estas tres:

1. El parecido con el cuento “La intrusa”, de Jorge Luis Borges. Escribí un posteo más largo sobre esto; acá voy a señalar solo algunas similitudes. Tanto en la novela como en el cuento, dos personajes masculinos de personalidad disímil pero íntimamente ligados por el afecto se ven enemistados por el amor de una mujer. Eso genera una serie de idas y vueltas bastante perversas, como si los personajes no pudieran vivir ni juntos ni separados. La tensión se resuelve con el asesinato de la mujer en manos de uno de los hombres, el más dominante e impulsivo, y la muerte de la amada reconcilia a los varones. 

2. La relación entre padres e hijos. Como en otras novelas de Dostoievski, entre los personajes secundarios hay una familia en la que los conflictos llegan a una disgregación irreversible, producto de la caída moral y económica del padre. Así pasa con Marmeladov en Crimen y castigo y, en menor medida, con el padre de Iliusha en Los hermanos Karamázov. En este caso, la degradación ocurre en la familia del general Ivolgin, alcohólico y mitómano. Es notaria la diferencia entre las actitudes que sus hijos tienen respecto de él: mientras que Ganya lo amonesta y lo desprecia, Kolia acepta a su padre y lo cuida hasta que este muere. Pienso que se puede establecer un linaje de hermanos divididos por sus diferentes actitudes hacia su progenitor, especialmente cuando llega la decadencia de este: las hijas del rey Lear, los de Gloucester y los de Noé. Frente al hijo que reniega del padre, el hijo que se apiada de él. 

3. El acierto artístico de Dostoievski de no limitar la novela a la demostración de una idea.  Si bien el autor ve al protagonista como un alma pura y cristiana, la novela permite una lectura crítica de la actitud de Myshkin. Según dijo, Dostoievski se lanzó a escribir sin saber cómo los demás personajes reaccionarían ante el príncipe. Resulta ser que algunos se burlan del príncipe o lo malinterpretan juzgándolo con vulgaridad o cinismo, lo que vendría a validar la tesis del autor de que el personaje principal es un alma buena, demasiado buena para este mundo. Sin embargo, otros personajes reaccionan con justos reparos ante la pretendida generosidad ecuánime de Myshkin, porque se sienten humillados ante la dubitación o la condescendencia a las que esa generosidad a veces conduce al príncipe. Entonces, los lectores, independientemente de la intención del autor, podemos poner en duda la bondad del personaje, o al menos los efectos prácticos de esa bondad. Subrayo que Dostoievski decidiera empezar a escribir sin conocer cómo reaccionarían sus personajes, es decir, sin tratar de controlarlos de antemano. En ese arrojo y esa humildad de escribir sin saber, entre otras cosas, se puede apreciar al gran artista que es.


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