Sobre Borges y Dostoievski

 A lo mejor voy a decir obviedades que ya muchos otros notaron, pero ahora que terminé de leer El idiota, de Dostoievski, no puedo dejar de señalar sus similitudes con "La intrusa", de Borges. 

Dos personajes masculinos de personalidad disímil pero  íntimamente ligados por el afecto se ven enemistados por el amor de una mujer. Eso genera una serie de idas y vueltas bastante perversas, como si los personajes no pudieran vivir  ni juntos ni separados. La tensión se resuelve con el asesinato de la mujer en manos de uno de los hombres, el más dominante e impulsivo, y la muerte de la amada reconcilia a los varones. 

Nótese la intimidad con que uno le habla al otro tras haber matado: 

"—Liev Nikoláievich, hermano, sígueme, te necesito."  

(Esta es la primera vez que Rogozhin llama a Liev "hermano" en mucho tiempo). 

"—A trabajar, hermano. Después nos ayudarán los caranchos. Hoy la maté. Que se quede aquí con sus pilchas. Ya no hará más perjuicios."

Nótese además cómo el dolor por la muerte de la mujer los vuelve a hermanar:

"Se abrazaron, casi llorando. Ahora los ataba otro vínculo: la mujer tristemente sacrificada y la obligación de olvidarla."

"[Liev Nikoláievich] se tendió en los almohadones, ya como sin fuerzas y desesperado, y apretó su cara contra la cara pálida e inmóvil de Rogozhin; las lágrimas le brotaban de los ojos y le caían sobre las mejillas de Rogozhin, pero es posible que ya ni siquiera sintiera sus propias lágrimas ni supiera nada de ellas..."

Los relatos se asemejan también en su ubicación temporal: segunda mitad del siglo XIX, y, aunque la geografía de uno se sitúa en las antípodas de la del otro, estas también tienen algo en común: su condición periférica en el mundo moderno; son lugares donde la modernidad llega con retraso respecto de Europa y donde, de hecho, se consolida justamente a finales del siglo XIX. 

Los personajes se hallan frente a esa encrucijada de un mundo que cambia y al cual no se adaptan. Los Nilsen llevan una vida apartada y recelosa de los otros; Juliana, que rompe el aislamiento y la autosuficiencia de los hermanos, termina siendo castigada por eso. Los personajes de Dostoievski, por su parte, no pueden concretar ninguno de los caminos de ascenso social esperables para los jóvenes de la sociedad petersburguesa: la candidez de uno y la concupiscencia del otro los hacen igualmente ineptos para la mesura, la frialdad y el cálculo. 

Dice el narrador de "La intrusa" que en la historia que relata "se cifra [...] un breve y trágico cristal de la índole de los orilleros antiguos". La tragedia de los hermanos Nilsen es en esencia la misma que la de Rogozhin y Liev Nikoláievich: la posesión de una desmesura y de unos códigos tales que hacen imposible su adaptación al mundo moderno.

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