Poe, Dickens y Dostoievski. De umbrales y filiaciones

"El sol salió desde atrás de una nube: brillaba en el cielo, en la tierra, en el agua clara y en las gotas centelleantes de lluvia que había sobre las hojas. Había ojos por todas partes. El inmenso universo completo de luz estaba allí para presenciar el asesinato."

Así describe el narrador de "Confesión encontrada en una prisión de la época de Carlos II", de Dickens, el momento previo al crimen que comete: el asesinato de su pequeño sobrino. 

El cuento guarda muchas semejanzas con "El corazón delator", de Poe. En ambos, un narrador cuenta en primera persona el crimen que cometió, que se hace especialmente horroroso por la indefensión de la víctima, su relación cercana con el asesino (comparten la casa con él) y la premeditación de este último. Hay, además, situaciones muy parecidas: los días previos al asesinato, los dos homicidas espían a sus víctimas mientras estas duermen; después de matarlas, las entierran en la casa o en un lugar cercano a ella (bajo los tablones de una habitación en "El corazón...", en un rincón del jardín en "Confesión..."); son interrogados en el lugar donde el muerto está enterrado y finalmente descubiertos. 

Resulta ser que Poe leyó el cuento de Dickens y lo reseñó. El relato del británico formaba parte del libro Master Humphrey’s Clock, sobre el cual el estadounidense escribió en Graham’s Magazine. Del cuento "Confesión..." dijo que era "el más poderoso" del libro. 

El cuento de Poe, a su vez, presenta similitudes notables con otro relato emblemático de un asesinato: el de Crimen y castigo, de Dostoievski. Todo ese tire y afloje entre Raskolnikov y Alyona Ivanovna, cada uno a un lado de la puerta, recuerda al acecho al viejo por parte del narrador en el cuento de Poe, también puerta de por medio. Además, vale observar el comportamiento  posterior de ambos asesinos, que de una forma u otra contribuyen a ser descubiertos. 

Resulta ser que Dostoievski también leyó y reseñó a Poe. En 1861 escribió para el diario Vremia una introducción a tres cuentos del norteamericano, entre los que estaba "El corazón...". Dice allí: "¡Qué escritor extraño, y a la vez enormemente talentoso, ese Edgar Poe! [...] existe una característica que es singularmente peculiar en Poe y lo distingue de cualquier otro escritor, y es el vigor de su imaginación [...] dotada de una cualidad que no encontramos en ningún otro lugar en tal magnitud, a saber: el poder de los detalles".

Como ya mencioné,  en los tres textos hay descripciones pormenorizadas de los momentos previos al crimen (las escenas de las puertas en "El corazón..." y Crimen..., la mención a la luz omnipresente en "Confesión...", que cité al principio).  Creo que el detenimiento en esa instancia inmediatamente anterior al homicidio no responde solo a la necesidad narrativa de "estirar" el relato para generar intriga, sino que sirve en los tres casos para exponer una característica fundamental de los personajes y su tragicidad: la plena consciencia que tienen de sus acciones, de su magnitud y de sus consecuencias, incluso del miedo y de la indefensión de la víctima. A pesar de ello, deciden matar. No porque estén presos de un furor que los enceguezca ni estén cumpliendo un mandato, como algunos héroes de la tragedia antigua, sino que conscientemente eligen  hacerlo. Recuerdan así a Macbeth, que también supo debatirse en el umbral de la habitación donde su rey dormía y lo cruzó, a sabiendas del horror en el que se adentraba.

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