Canción a la estirpe


I

¿Qué escribirte, hermano herido,

Jinete despeñado desde las crines del tiempo?


No tengo más que aquello que me diste

Tus astucias

Tus modos de bestia temerosa

Una cierta intuición de lo sagrado


Te ofrendo, criatura, 

El hachazo que en mí descargaste

No apartes la vista

No niegues la hermosura cruel con que marcaste mi carne

Para hacerla un espejo de la tuya

No niegues, verdugo,

Que este tajo nos hermana


¿Qué escribirte, entonces, 

Si es un tajo la lengua en que te hablo?


Solo tengo las llagas que me diste

Las fábricas

Los barcos

Los relojes

Este verbo implacable que me hurga

Llaga que labraste sobre la carne del mundo


II

¿Qué escribirte, hermana ausente,

Amazona flechada por los días

Niña inmolada en los altares del nombre?


Poco tengo de aquello que me diste

Tus pliegues

Tu ternura de bestia 

Una cierta desconfianza en lo sagrado

Todo de ti me llega roto


Te brindo, criatura,

Mi convulsión más íntima

Mi furia mutilada


No rechaces mis ofrendas

No olvides que te aprendí en el desamparo

Y no vinieron de ti más que destellos

No olvides, desterrada,

Que en mi exilio te reflejas


¿Qué escribirte, entonces, 

Si no es nuestro el idioma en que te hablo?


En las llagas que porto te asemejo

En la sangre

El ultraje

Los oficios

Todo lo que en mí está roto


III

¿Qué decirte, en fin, criatura, 

Animal asediado por el tiempo

Espiga geminada del sexo y la consciencia?


¿Decirte acaso que te entiendo

Que ya sé

Que fue difícil?


¿Qué ibas a hacer, omnívoro,

Si el hambre te siguió como una sombra?

¿Qué ibas a hacer, mamífera,

Si tus cachorros te incendiaron como lumbres?

¿Qué ibas a hacer si el mundo te acechaba

Y tuviste que nombrarlo?


Entonces pienso 

En las fábricas

La cárcel

Los ultrajes

Pienso en la sangre y el altar

Y no puedo decirte que te entiendo


Ya traspasamos los umbrales de la benevolencia

Y no queda más que aquello que me diste

Los barcos

Los relojes

Los oficios

La lengua

El cadalso

El verso

La casa

La pólvora

El napalm

El pan

La cama 

El ungüento


Tengo, bestia descarriada, 

Tus ardides 

Tus pliegues

Tus temores


Y tengo tu hambre, tus tajos y tu furia


Acéptame en ofrenda, 

¡Homínida hipócrita, mi semejante, mi hermano!

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