Oblación


Resplandece el puñal, luz que a la luz se enfrenta;

Con el fulgor del día su fulgor se confunde.

Solo el brillo del tajo sus bríos apacienta;

Y al tajo se dispone, pues su brío ya cunde.


Alguien se contorsiona ante la daga cruenta.

Prende una mano un cuello. Carne en la carne se hunde. 

Combate uno con brío y el brío de otro aumenta.

Brama alguien, alguien gime. Voz en la voz se funde. 


Rompe uno, otro se rompe, su pecho se enrojece. 

Se cae, se aferra al polvo, y al polvo se encamina.

Ya lucha, ya se aquieta, ya exhala, ya perece.


Carne, polvo, uno y otro, todo en fulgor culmina:

Ojo ante el sol, inmóvil: luz que a la luz se ofrece. 

Puñal, del sol reflejo: luz que a la luz fulmina.

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